Estas instalaciones totalmente necesarias para la eliminación de los componentes que contienen las aguas residuales de las ciudades son las víctimas de todos los errores y los pecados que puedan ocurrir aguas arriba de las mismas. En todos los casos que cito a continuación, el efecto es una importante subida de precios a pagar por los consumidores.
Antes de que existiese el control digitalizado de la cantidad y la calidad del agua residual a lo largo del alcantarillado y de los colectores, era muy difícil y muy caro poder evitar los distintos factores que pueden alterar estos dos importantísimos parámetros. Hoy día es totalmente posible y hay que hacerlo sí o sí. De hecho, que los vecinos paguen más en la factura de la depuración que la que debiera ser por sus propios vertidos y no los añadidos por otras causas, podría ser delito en algunos casos por no cuidar de que no ocurran, teniendo a disposición de las empresas la posibilidad de controlar la cantidad y calidad de las aguas que van a llegar a las depuradoras.
Antes de que existiese el control digitalizado de la cantidad y la calidad del agua residual a lo largo del alcantarillado y de los colectores, era muy difícil y muy caro poder evitar los distintos factores que pueden alterar estos dos importantísimos parámetros
Los más conocidos son los vertidos inapropiados, perseguidos por los reglamentos municipales. En ellos se conoce la imposibilidad de tratarlos debidamente en las depuradoras. Son realizados por algunas industrias, talleres y establecimientos de diversa naturaleza, que producen vertidos que no concuerdan sus parámetros con los exigidos por aquellos, para que una vez unidos a los de los ciudadanos, el conjunto de todos ellos pueda ser depurado con toda la eficacia prevista por la instalación correspondiente. Hay que conocer que los márgenes entre los que se puede mover una depuradora son muy estrechos, por lo que cualquier variación de la calidad del agua que le llegue, que sobrepase los límites, dará lugar a un agua mal depurada.
En el presente artículo no pretendo solo referirme a lo que sucede en la ciudad. Deseo hacer partícipes a otros factores que suelen ocurrir, en mayor medida, en el camino del agua residual desde la ciudad hasta la depuradora, aunque algunos de ellos ocurren también en la misma.
Se trata de los siguientes:
- La mala calidad y la antigüedad de las tuberías de alcantarillado. Las redes se han construido mayoritariamente con tuberías de hormigón de regular calidad. Este material se degrada con el tiempo –aún más si los terrenos son ácidos- apareciendo zonas abiertas, a las que hay que sumar el deterioro de las juntas de goma que unen a un tubo con otro. Estas juntas son similares a las juntas de las ollas exprés. Lo que ocurre con el tiempo en ambos casos, es que las gomas se degradan y no pueden cumplir su misión, por lo que aparecen en las juntas de unos tubos con otros, espacios abiertos por donde puede salir o entrar agua.
- Pérdidas de agua desde las tuberías de alcantarillado. Es obvio que si existen zonas o juntas abiertas, parte de las aguas residuales se pueden perder e incorporarse al terreno circundante.
- Entradas de agua desde acuíferos. Si existen acuíferos por debajo de la ciudad y/o a lo largo del recorrido de las conducciones de alcantarillado, con una presión superior a las tuberías, se producirá una entrada de agua hacia el interior, aprovechando las fisuras y zonas abiertas.
- Si la red de alcantarillado y sus colectores que se dirigen hacia la depuradora conviven con la red de acequias de los regantes, se suele producir con más frecuencia de la que creemos, que se encuentren conectados los finales de acequias con los colectores de aguas residuales, lo que produce un incremento importante en los volúmenes de agua que llegan a la depuradora en todos aquellos casos en que la acequia lleva agua.
- Si la ciudad está asentada en un terreno permeable, donde existe un acuífero, todos aquellos sótanos que se horaden verticalmente en el terreno pueden encontrar agua del acuífero. A los responsables de la construcción les resulta más fácil y más barato volcar el agua sobrante al alcantarillado, en lugar de reinyectarla en el acuífero.
- Si existe el citado acuífero debajo de la ciudad, es muy posible que aquellas fábricas que necesiten agua para la fabricación de su producto o para la limpieza de grandes superficies o lavados de su proceso hayan construido sondeos para explotar el agua del acuífero y ahorrarse pagar el agua de las redes municipales, así como también el pago del alcantarillado y depuración. A veces, la suma de todos estos caudales fraudulentos suelen ser muy importantes.
- La no existencia de redes separativas provoca que en el momento que se producen lluvias, parte del agua se va a dirigir a las depuradoras en lugar de marchar a los cauces de los ríos. Esta causa trae consigo que en momento de lluvias importantes las depuradoras no pueden funcionar debidamente.
De todo esto se concluye que las dimensiones de las depuradoras y las características del agua a depurar es muy posible que no concuerden con las esperadas por un cálculo simple de aplicar el 70-80% del agua suministrada en alta a la ciudad, algo que se ha hecho en el tiempo con asiduidad.
Hay ciudades en España que el volumen de agua residual a depurar se acerca a más del 200% del que era esperable. Esto trae consigo una inversión y un gasto que recae sobre los ciudadanos de una manera muy importante. Se puede duplicar o más el pago por depuración. Es un tema a considerar siempre con mucho cuidado, ya que algunos de los factores comentados se podrían eliminar. Por ejemplo, si se hiciera lo siguiente:
- Construir sistemas de alcantarillado y colectores con materiales de buena calidad para impedir las entradas/salidas de agua no controladas.
- Eliminar y controlar las entradas de agua de las acequias. Los regantes debieran de ayudar en esta labor. No lo hacen porque el agua que entre en el colector, la van a recibir de nuevo a la salida de la depuradora, previamente depurada y gratis.
- Situar en los reglamentos municipales la obligación de reinyectar el agua procedente de los sótanos y no verterla en el alcantarillado. O cobrar el volumen de agua vertida en la red para no producir perjuicios al resto de los ciudadanos.
- Controlar las fábricas existentes en el término municipal para evitar usos y vertidos fraudulentos.
- Utilizar el agua del acuífero, cuando lo haya, para usos de riego en parques y jardines, así como en la limpieza de calles y viales.
- Digitalizar y controlar todos aquellos puntos del alcantarillado que puedan ayudar en una mejor gestión de la cantidad y calidad del agua residual.
- Poco a poco se deben instalar redes separativas de alcantarillado para separar las aguas de lluvia de las aguas residuales.